Un regalo recibido la pasada navidad me ha hecho reflexionar sobre la importancia de marcarse objetivos, qué mejor época que enero para un lugar común como este (¡ay, que se acaba enero y aún no me había hecho propósitos!). Y no me refiero a lo de dejar de fumar, perder peso e ir al gimnasio, otros lugares comunes que tampoco vamos a cumplir esta vez. Tampoco quiero con esta entrada hablar de planificación (imprescindible para una buena organización por cierto) o de objetivos en cualquier actividad en la que pretendamos calidad o incluso excelencia, como en nuestro trabajo si es el caso (ojalá lo sea).
Cuando hablo de objetivos me refiero a MOTIVACIÓN en lo cotidiano. Observo con demasiada frecuencia en mi trabajo (también en mi vida personal) a gente desmotivada, sin ilusión, que van dejando que los días pasen unos a continuación de los otros sin demasiada variación, haciendo difícil diferenciar un lunes de un viernes o incluso de un domingo.
Nunca he entendido muy bien a aquellas personas que hablan de aburrimiento, me cuesta mucho empatizar con ello, pues creo que en muy pocas ocasiones me he aburrido, quizá en alguna actividad tediosa no elegida, poco más. ¡Hay tanto que hacer, tanto por leer, tantas personas con las que hablar, tanto mundo por descubrir y tantos paisajes cotidianos o extraordinarios que contemplar!
Hay circunstancias dadas que no podemos modificar fácilmente y que nos pueden llevar a la desilusión y a la apatía, pero ¿qué nos impide vivir aquello que nos gusta con ENTUSIASMO, con PASIÓN? Tengo la suerte de tener un trabajo que disfruto, con un ambiente profesional y personal muy favorable, pero el tiempo libre también hay que ocuparlo con actividades placenteras que descarguen la carga física y mental de los problemas que la vida nos presenta. A veces me lamento por tener más dificultades que tiempo para disfrutar de un ocio saludable, pero intento no desaprovechar los espacios libres.
El Trabajo Social tiene una vertiente comunitaria muy desaprovechada, que por suerte suele estar ocupada por otros profesionales que hacen un magnífico trabajo para promover el uso del tiempo libre mediante la creación de redes comunitarias y de apoyo entre personas, pues somos seres sociales que nos necesitamos unos a otros. En los CEAS de Castilla y León contamos con una figura profesional muy importante en este sentido, las y los ANIMADORES COMUNITARIOS, que fomentan el asociacionismo y las actividades comunitarias, haciendo una labor impagable de prevención de diversas problemáticas y promoción social.
Al principio de la entrada hablaba de un regalo, pero han sido varios. Desde hace año y medio tengo una nueva afición: el geocaching. Para quien lea este palabro por primera vez, se trata de una actividad que se practica al aire libre y consiste en esconder y buscar "tesoros" (a los que llamamos cachés) por medio de coordenadas GPS escondidos por otras personas en cualquier parte del mundo. No se trata de llevarte nada a tu casa sino de encontrarlos, firmar en su libro de registro y devolverlos a su lugar para que otros jugadores puedan hacer lo mismo.
Lo importante es el proceso, disfrutar de la búsqueda, el viaje a Ítaca, una excusa más para no estar sentado en el sofá y salir a dar un paseo, o para hacerte una ruta de campo o montaña ¡el mundo está lleno de cachés! Además, quien esconde estos tesoros, publica su ficha en internet en la que te explica características relevantes del lugar donde lo ha escondido, así que aprendes y haces turismo al mismo tiempo.
Y desde que soy geocacher, casi sin darme cuenta, se ha ido ampliando mi círculo social con personas hasta hace poco desconocidas y que al compartir esta afición han pasado a formar parte de mi paisaje relacional cotidiano. Y en un Geoamigo invisible llegaron algunos de estos regalos, siendo un PUZZLE (del que adjunto una fotografía) la excusa de esta entrada, pues me plantea una serie de retos para este 2017 que ya he empezado a currarme. ¿Lo conseguiré? Seguro que sí, gracias a Koalitas Team por el chute de MOTIVACIÓN.
Esa ocasión también me sirvió para conocer un poco más a Marta, que ha descubierto mi blog hace poco y con la que pude tener una conversación interesantísima, en la que compartimos inquietudes y arreglamos un poco el mundo. ¡Por muchas más como esa!
He tenido más regalos y todos me van a ayudar a estar motivado durante el año: una mochila geocachera de mi color favorito (¡gracias Concha!) y una pulsera electrónica que controla mi actividad diaria y me motiva a no estar parado (¡gracias Luis!). Aunque el mejor regalo es contar con tantas personas que me motivan día a día. Y ahora te pregunto ¿CUÁL ES TU MOTIVACIÓN?
Nunca he entendido muy bien a aquellas personas que hablan de aburrimiento, me cuesta mucho empatizar con ello, pues creo que en muy pocas ocasiones me he aburrido, quizá en alguna actividad tediosa no elegida, poco más. ¡Hay tanto que hacer, tanto por leer, tantas personas con las que hablar, tanto mundo por descubrir y tantos paisajes cotidianos o extraordinarios que contemplar!
Hay circunstancias dadas que no podemos modificar fácilmente y que nos pueden llevar a la desilusión y a la apatía, pero ¿qué nos impide vivir aquello que nos gusta con ENTUSIASMO, con PASIÓN? Tengo la suerte de tener un trabajo que disfruto, con un ambiente profesional y personal muy favorable, pero el tiempo libre también hay que ocuparlo con actividades placenteras que descarguen la carga física y mental de los problemas que la vida nos presenta. A veces me lamento por tener más dificultades que tiempo para disfrutar de un ocio saludable, pero intento no desaprovechar los espacios libres.
El Trabajo Social tiene una vertiente comunitaria muy desaprovechada, que por suerte suele estar ocupada por otros profesionales que hacen un magnífico trabajo para promover el uso del tiempo libre mediante la creación de redes comunitarias y de apoyo entre personas, pues somos seres sociales que nos necesitamos unos a otros. En los CEAS de Castilla y León contamos con una figura profesional muy importante en este sentido, las y los ANIMADORES COMUNITARIOS, que fomentan el asociacionismo y las actividades comunitarias, haciendo una labor impagable de prevención de diversas problemáticas y promoción social.
Al principio de la entrada hablaba de un regalo, pero han sido varios. Desde hace año y medio tengo una nueva afición: el geocaching. Para quien lea este palabro por primera vez, se trata de una actividad que se practica al aire libre y consiste en esconder y buscar "tesoros" (a los que llamamos cachés) por medio de coordenadas GPS escondidos por otras personas en cualquier parte del mundo. No se trata de llevarte nada a tu casa sino de encontrarlos, firmar en su libro de registro y devolverlos a su lugar para que otros jugadores puedan hacer lo mismo.
Lo importante es el proceso, disfrutar de la búsqueda, el viaje a Ítaca, una excusa más para no estar sentado en el sofá y salir a dar un paseo, o para hacerte una ruta de campo o montaña ¡el mundo está lleno de cachés! Además, quien esconde estos tesoros, publica su ficha en internet en la que te explica características relevantes del lugar donde lo ha escondido, así que aprendes y haces turismo al mismo tiempo.
Reto 2017 |
Esa ocasión también me sirvió para conocer un poco más a Marta, que ha descubierto mi blog hace poco y con la que pude tener una conversación interesantísima, en la que compartimos inquietudes y arreglamos un poco el mundo. ¡Por muchas más como esa!
He tenido más regalos y todos me van a ayudar a estar motivado durante el año: una mochila geocachera de mi color favorito (¡gracias Concha!) y una pulsera electrónica que controla mi actividad diaria y me motiva a no estar parado (¡gracias Luis!). Aunque el mejor regalo es contar con tantas personas que me motivan día a día. Y ahora te pregunto ¿CUÁL ES TU MOTIVACIÓN?
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