Uno siempre vive el verano con la sensación de que es una época de escasas noticias relevantes, al mismo tiempo que es consciente de estar perdiéndose muchas cosas importantes, por estar más tiempo fuera de casa, dedicar menos minutos a la prensa, a la televisión y a las pantallas digitales, y más a la familia, a los amigos y al ocio. Sin embargo llevo días con mi cabeza echando humo por acontecimientos nada agradables que se repiten en todos los medios mencionados. Y yo me pregunto: ¿hemos perdido el juicio?
Polémicas declaraciones de políticos con un pasado más glorioso, referentes a lo mucho que nos gusta la pobreza a quienes trabajamos en la intervención social, ya comentadas en mi anterior entrada. Manipulada y ofensiva referencia a denuncias falsas relativas a violencia de género por parte del mismo señor, al tiempo que los titulares anuncian nuevas muertes de mujeres a manos de sus parejas o ex-parejas, a cual más terrible. Sí, yo creo que hemos perdido el juicio.
Una mujer canaria es condenada a seis meses de prisión por construir una vivienda en terreno protegido. Josefa se llama la protagonista de esta historia, tiene 62 años muy vividos y en estos días todos nos hemos convertido un poco en Josefa, pero sólo de forma testimonial, pues únicamente ella está sufriendo la injusticia de la sinrazón. ¿Prisión por negarse a que la vivienda que es su casa, por muy construida ilegalmente que esté, sea derribada y quedarse en la puñetera calle? ¿por querer dar un techo a su familia, una familia humilde, con escasos recursos? ¿nos hemos vuelto locos? Sí, yo creo que hemos perdido el juicio.
Está claro que no es Josefa la que ha perdido el juicio, sino la legalidad estricta y putrefacta de la que nos hemos dotado para regular nuestras relaciones que ya poco tienen de humanas. Si esto no cambia tiro mi título de licenciado en Derecho a la basura, porque no quiero estar relacionado con una justicia tan injusta. Suerte que el verano trae a primera plana esta noticia y las redes arden con un #YoSoyJosefa que tiene la fuerza suficiente para que un presidente de gobierno totalmente inmerso en campaña electoral diga que finalmente sí, habrá indulto para Josefa. Lo dice ahora que ya está en prisión y porque quienes nos gobiernan y quienes nos legislan han quedado en evidencia. Sí, yo creo que hemos perdido el juicio.
Un hombre que vive en la calle, en Granada, recibe una paliza por parte de una quincena de jóvenes. Las noticias de prensa explican los motivos ¿motivos? ¿existe algún motivo para agredir de forma salvaje a una persona que no hace daño a nadie? perdón, corrijo ¿existe motivo para agredir a alguien, sin importar quién ni cómo? Sí, yo creo que hemos perdido el juicio.
Un hombre que vive en la calle, en Granada, recibe una paliza por parte de una quincena de jóvenes. Las noticias de prensa explican los motivos ¿motivos? ¿existe algún motivo para agredir de forma salvaje a una persona que no hace daño a nadie? perdón, corrijo ¿existe motivo para agredir a alguien, sin importar quién ni cómo? Sí, yo creo que hemos perdido el juicio.
Y para terminar con esta recopilación de noticias que han logrado que mis ácidos estomacales campen a sus anchas, hoy me enfrento al titular de una grave agresión de carácter homofóbico en la feria de Almería. Dos chicos reciben una brutal paliza al grito de "maricones" en la madrugada del lunes al martes en el entorno de la feria, provocando lesiones de gravedad a uno de ellos: mandíbula, brazo y varios dientes rotos y un susto que nadie les podrá quitar jamás. Hace poquitos días se produjo una agresión similar en Madrid y los colectivos insisten: la mayoría de agresiones no salen en prensa y lo que es peor, la mayoría no se denuncian. ¿Hasta cuándo vamos a seguir asistiendo a este tipo de violencia contra las personas que amamos de un modo que otros no entienden? Sí, yo creo que hemos perdido el juicio.
Estoy a punto de comenzar mis vacaciones y tengo ganas. Me gustan las vacaciones en septiembre, cuando todo el mundo está volviendo a su rutina y yo intento alargar un poco más el verano. Almería es la tierra prometida que cada año recarga mi energía y devuelve a mi ánimo todo su carácter a un tiempo crítico y optimista. Seguiré asistiendo a noticias que no me gustan, pero a mi vuelta, con el interior renovado, aportaré todo lo que está en mis manos para contribuir en mi entorno a mitigar las injusticias cotidianas. Porque si unos pierden el juicio, otros no estamos dispuestos a ser cómplices en el silencio.
¡Hasta la vuelta!
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