Dicen que los gansos vuelan formando una V como forma de ayudarse los unos a los otros, pues el batir de las alas produce un desplazamiento de aire que ayuda en su vuelo al ganso que va detrás. Si uno de los gansos se sale de la formación, no tardará en darse cuenta del esfuerzo que supone volar sólo, por lo que volverá rápidamente a juntarse con sus compañeros para beneficiarse del trabajo en equipo y contribuir a la mejora colectiva.
Son muchas las críticas que he escuchado y leído respecto a los colegios profesionales y en los últimos tiempos observo con preocupación el desprestigio que sufren, no exclusivo de los colegios, sino de todo aquello que forma parte de una estructura con olor a institución.
Estaremos creando una sociedad muy pobre si no reconocemos el valor y trayectoria de instituciones que han luchado para que hoy recojamos los frutos de su arduo trabajo. Entiendo que hay muchas cosas que deberían cambiar, que el objetivo de mejorar no hay que perderlo nunca de vista, pero no es necesario tirar por tierra todo lo que han hecho quienes nos han precedido. Justo es reconocer su esfuerzo y dedicación.
Estaremos creando una sociedad muy pobre si no reconocemos el valor y trayectoria de instituciones que han luchado para que hoy recojamos los frutos de su arduo trabajo. Entiendo que hay muchas cosas que deberían cambiar, que el objetivo de mejorar no hay que perderlo nunca de vista, pero no es necesario tirar por tierra todo lo que han hecho quienes nos han precedido. Justo es reconocer su esfuerzo y dedicación.
Una entrada en el blog de mi compañera Carolina Lacruz (aquí) me ha animado a escribir esta entrada, para aportar mi punto de vista sobre los colegios profesionales de Trabajo Social, desde mi visión y mi experiencia, pues colaboro de forma activa en el Colegio de Trabajo Social de Salamanca y Zamora.
En los colegios profesionales tenemos, entre muchas otras, la importante función de velar por el cumplimiento de una ética profesional en la intervención y del código deontológico que nos hemos dado. Si realmente nos preocupa cómo son los procesos de intervención, si además de la finalidad nos importa la calidad, entonces estaremos de enhorabuena porque para los colegios también eso es importante.
Es posible conocer todo lo que hacemos en los colegios profesionales consultando nuestras páginas en internet, yo me voy a limitar a agrupar las funciones en dos grandes líneas:
En los colegios profesionales tenemos, entre muchas otras, la importante función de velar por el cumplimiento de una ética profesional en la intervención y del código deontológico que nos hemos dado. Si realmente nos preocupa cómo son los procesos de intervención, si además de la finalidad nos importa la calidad, entonces estaremos de enhorabuena porque para los colegios también eso es importante.
Es posible conocer todo lo que hacemos en los colegios profesionales consultando nuestras páginas en internet, yo me voy a limitar a agrupar las funciones en dos grandes líneas:
- Servicios que se ofrecen a las personas colegiadas: información, orientación, respuesta a demandas individuales y colectivas, oferta formativa y laboral, traslado de necesidades/demandas a órganos superiores, servicio de biblioteca, participación en actividades programadas, pertenencia a comisiones de trabajo, seguro de responsabilidad civil, asistencia jurídica, inclusión en turnos profesionales (adopción, peritaje, etc.), espacios de reflexión y debate, becas, publicaciones, beneficios en diferentes instituciones que tienen convenio con el colegio, etc. En definitiva, el colegio es un espacio que facilita el desarrollo profesional.
- Defensa de la profesión: asegurar el cumplimiento de nuestro código deontológico, dar visibilidad al Trabajo Social, movilización por los derechos sociales, reivindicación, participación en políticas sociales, representación institucional/social y poner en valor nuestra contribución al bienestar social. Es este segundo grupo el que me parece fundamental y sólo por ello merece la pena colaborar, sentir que no estás sólo, que perteneces.
Todo esto se hace desde los colegios gracias a las cuotas que pagan las personas colegiadas y a la participación voluntaria de personas que dedican parte de su tiempo libre a contribuir a la vida colegial y al desarrollo de la profesión. Formar parte de las juntas de gobierno o de las comisiones de trabajo es un compromiso personal que supone gran esfuerzo, pero desde aquí animo a todos los profesionales a que lo hagan alguna vez a lo largo de su trayectoria profesional, pues realmente es enriquecedor.

Si vemos los colegios como un lugar en el que sólo recibimos, es posible, desde nuestra posición de ganso solitario, que nos decepcionen. Si por el contrario, somos parte activa de la organización, participamos en sus actividades y colaboramos en la programación y preparación de las mismas, decidimos emprender un vuelo conjunto asumiendo responsabilidades, estaremos defendiendo nuestra profesión, posicionándola en el lugar que se merece, aportándonos un movimiento de aire vital, visibilizando nuestra labor y contribuyendo, en definitiva, a crear un mayor bienestar social, pues en eso consiste el Trabajo Social ¿no creéis?