jueves, 19 de junio de 2014

Soledad en la tercera edad


        En los últimos años me suelo fijar en el goteo de noticias publicadas, habitualmente en prensa local, que informan de ancianos fallecidos en su domicilio. Son ancianos que mueren solos y que nadie se da cuenta de su ausencia hasta días, semanas e incluso meses después. En algunos casos han llegado a pasar años. Personas que mueren sin que nadie se entere, personas olvidadas por el mundo.

Cuando leo alguna noticia de este tipo algo se resquebraja en mi interior, una sensación de que las cosas no cuadran, la idea de que hay algo que esta sociedad no está haciendo bien. Imagino la vida de estos ancianos, su infancia, su juventud, sus años más felices, esos años olvidados en que la sangre corría por sus venas, las sonrisas eran un hecho cotidiano y sus miradas intensas. Algunos tuvieron pareja, hijos, trabajo, reconocimiento, amistades, gente que les quería, algo parecido a lo que cualquiera puede entender por una vida plena, o algo parecido a una vida digna, el caso es que nunca estuvieron solos y  nunca pensaron que morirían solos, sin que a nadie le importase. Quizá vivieron de forma muy diferente a como vivimos la mayoría hoy, quizá pasaron hambre, conocieron la guerra, sufrieron la miseria, la dictadura, la opresión y la injusticia, pero nunca, nunca jamás estuvieron  ni se sintieron solos. Y nunca jamás imaginaron un final tan triste, sin alguien agarrándoles la mano, alguien que les diga una palabra de afecto, alguien que escuche su último aliento y derrame una lágrima por la pérdida del ser amado.

          Quizá otras personas, al leer estas noticias, piensen que a ellas no les va a ocurrir, quizá yo que hoy escribo sobre ello quiera pensar lo mismo. Quién sabe, quizá sí nos ocurra.

          Tengo guardada una noticia del mes pasado que ofrece un retrato sobre esta situación en Galicia (enlace) y rompe con algunas ideas previas que yo tenía sobre el tema. En el artículo se explica que se dan muchos casos de este tipo en la zona rural, ámbito en el que yo trabajo y por eso me sorprendió tanto. ¿Cómo es posible que alguien muera en su casa y nadie le eche en falta durante días, semanas o meses? Los pueblos están muy envejecidos, multitud de ancianos viven solos, en muchas ocasiones me cuentan que se visitan a diario sólo para comprobar que siguen vivos. Dan unos golpecitos en la ventana, comprueban que han sobrevivido a un nuevo amanecer, se dan los buenos días y siguen con su rutina

          A pesar de las desventajas de vivir en un municipio pequeño y los cada vez más mermados apoyos para la zona rural, existen también beneficios de residir en este entorno, al menos según mi experiencia. Uno de ellos es el mayor conocimiento de los Servicios Sociales, el boca a boca funciona muy bien en los pueblos, y cuando existen dudas, los Ayuntamientos son el lugar de referencia donde preguntar y desde allí nos llaman a nosotros. La maquinaria está bien engrasada y funciona con pocos fallos. ¿Sobrevivirá el sistema a la reforma de la Administración Local? Aún está por ver.

          Si un día llego a leer en prensa que ha muerto un anciano sólo en su casa en alguno de los 23 municipios que llevamos en mi zona de acción social, y no ha sido encontrado hasta mucho tiempo después, no daría crédito a la noticia. Y ante la posibilidad de que esto pueda ocurrir, debemos seguir trabajando para que los Servicios Sociales seamos el medio de referencia, el lugar que conozca las situaciones de vulnerabilidad social (edad avanzada, soledad, enfermedad, dependencia), prestando los apoyos necesarios para minimizar sus efectos, con preferencia de atención diaria (Servicio de Ayuda a Domicilio) e incluso 24 horas al día (Teleasistencia), entre los demás servicios y prestaciones que dependen de los Servicios Sociales.




        No me gustaría acabar sin decir que esto sí es responsabilidad de todos. Una sociedad con valores se preocupa de sus ancianos, les visita, les escucha, aprende de su experiencia y les ofrece apoyo, devolviéndoles parte de lo mucho que ellos han dado antes. Una sociedad avanzada y con valores no permite que nadie muera sólo en su casa y el olor del cadáver descompuesto se encargue de avisar de su final. Una sociedad que no encuentra remedio para esto es una sociedad nauseabunda.

10 comentarios:

  1. Eladio, he navegado un poco por tu Blog. Al margen de que tu profesión tenga como objeto el ser humano, tú impregnas en sus páginas tu personal humanismo. Eres un hombre del RENACIMIENTO que pone en el centro del universo a la mujer y al hombre. Y además te apasiona vivir conforma a la naturaleza, en libertad... ¡Bravo!

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    1. Gracias por tus palabras, Pedro. Por supuesto que pongo en el centro de todo a la mujer y al hombre, por eso estamos en este mundo, para cuidarlo e intentar ser felices. Me queda mucho camino por recorrer, pero sí, procuro vivir en libertad, aprender y luchar para que mi entorno sea un lugar más habitable.

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  2. La verdad es que yo al principio pensaba que se daba más esto esto del abandono en personas sin hijos, pero últimamente se ve que hay mucha gente con hijos que muere abandonada. Muchos no tienen relación apaenas con sus hijos. Incluso he oído gente que dice, sin saber, cosas tales como: si sus hijos no le han querido por algo será.
    En fin, muchas veces admiro a las culturas orientales (y otras) por el respeto que tienen a los mayores.
    Por cierto, con 23 pueblos tendréis mucho trabajo, no??
    Un abrazo :)

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    1. Muy triste, Carolina, en el caso de personas que tienen hijos, mucho más dramático, porque seguramente esa persona se sienta mucho más sola. Hay todo tipo de situaciones, también conozco personas mayores que rechazan la ayuda de sus hijos por más que estos quieran ayudarles, ahí nuestra labor de mediación es muy importante. En cualquier caso me parece muy triste morir sólo en casa y que nadie se entere hasta pasado mucho tiempo, que te mueras y nadie te eche en falta.
      Respecto al número de pueblos, te diré que los llevamos entre dos personas (T.S.) así que la carga de trabajo está bien distribuida, el principal problema es que en la administración todos los trámites están sometidos a plazos y muchas veces no puedes dedicar tanto tiempo como quisieras a la intervención.
      Otro abrazo grande para tí!!!

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  3. Eladio, muchas gracias por poner de nuevo este asunto en la agenda y en esta tu entrada del blog.

    Lo que comentas, así como los temas de abuso y violencia hacia las personas mayores, es lo que más me preocupaba cuando estaba como responsable del Programa de Mayores de Cruz Roja.

    ¡Enhorabuena! por la humanidad que aportas a todas tus entradas.

    Saludos, Fernando

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    1. Tanto el maltrato como el abandono es un tema muy preocupante, sin duda, junto a la soledad después de toda una vida, impresiona.
      De vez en cuando hay que sacar estos temas para que nos sirvan de reflexión a todos.
      Gracias por lo que comentas, un abrazo muy grande, Fernando!!

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  4. Los ancianos deben considerarse un tesoro, para la familia, y si no tienen tambien, debemos asistirlos. Son debiles y necesitados, ¿ cómo olvidarlos y abandonarlos ?? Sociedad perversa y sin sentimientos,! Tods llegaremos, con suerte a ser ancianos, y quisieramos serlo dentro del marco de una familia que nos ame. nos proteja y nos auxilie. En la medida que descartamos a los ancianos de nuestras vidas , estamos generando nuestro propio futuro. Niños y ancianos primero, Agradezco el espacio de expresion y el artículo, muy bueno. Con nuestros ancianos enriquecemos nuestras vidas, a nuestros hijos le damos abuelos ! y ellos reviven sus historias contandoselas a los niños! que maravilloso es ser abuelo. Y dar la mano y el corazón a quien lo necesita !

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    1. Estoy de acuerdo contigo, el enriquecimiento es mutuo, la sociedad no debe ver a los ancianos como una carga sino como una riqueza. Muchas gracias por tu comentario y la sensibilidad que transmites, este es tu sitio. Un abrazo!!

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  5. Sinceramente, no creo que en las sociedades rurales nuestras se den este tipo de comportamientos más propios de las grandes (y también pequeñas) capitales donde prima el individualismo y se pierde la esencia social y la autoayuda comunitaria propia de nuestros pequeños pueblos. Yo soy de un un pueblo granadino de los Montes Orientales y te puedo asegurar que cuando voy a mi casa, todos todos los días mínimo tres o cuatro visitas de vecinos, familiares o amigos. Volvemos a casa en la ciudad y pueden pasar semanas sin que nadie toque el timbre de la puerta.
    Por otra parte, me pongo a pensar y tampoco creo que sea por el tamaño de la localidad lo que predispone más o menos a la soledad, sino que será más bien el modelo moderno de sociedad que tenemos que prima la juventud, el trabajo,... Y deja atrás a lo más importante y sabio de la sociedad, nuestros mayores.
    Me ha gustado mucho. Un abrazo.

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    1. Estoy de acuerdo contigo, Jose Manuel, me cuesta mucho creer que algo así pueda pasar en los pueblos que yo conozco. En mi pueblo me parece impensable, mis padres reciben visitar a diario y ellos también lo hacen, la relación es continua. Cuando yo estoy en el pueblo ocurre lo mismo y en los pueblos en los que yo trabajo, aunque se quejan de las despoblación, sigue habiendo este apoyo social.
      Está claro que la sociedad que estamos creando, absolutamente individualista, no se preocupa de los vecinos, y cuando te haces mayor, que no tienes un entorno diario, laboral, o de amistades... te puedes quedar absolutamente sólo, es algo más propio de las ciudades. Yo no tengo un trato íntimo con mis vecinos, si tardo días en cruzármelos, no me preocupo por ellos. Desde luego no es la mejor sociedad la que estamos creando.
      Gracias por la reflexión, compañero, y por compartir estas cosas conmigo. Un abrazo grande!!

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