El emotivo y muy extendido discurso de Sandra Barneda en televisión termina con un mensaje a los homosexuales fuera del armario: "si estás orgulloso de ser quien eres ¿por qué marcas la diferencia?"
Aunque soy consciente de que Sandra no va a leer esto, necesito decirle unas cuantas cosas, para aclarar conceptos que creo que no tiene claros. La diferencia no la marcamos nosotros, las personas homosexuales, las diferencias vienen de fuera. Son los otros quienes deciden que valemos menos o que merecemos su indiferencia, su rechazo o su odio. Y nos lo hacen saber cada día. Reivindicar mi diferencia me ayuda a afirmarme en lo que soy, en lo que siento, me ayuda a aceptarme, a valorarme, a respetarme y a quererme más. Y al mismo tiempo eso hace que me enfrente con la cabeza bien alta a quienes ven esa diferencia como algo aberrante y antinatural, porque esa diferencia no me avergüenza.
Lo que has hecho, Sandra, es muy antiguo. Hace unos años habría tenido valor, pedir respeto para tu intimidad y tu libertad, pero hoy es un retroceso. Reniegas de los lobbys, no quieres etiquetas. Lo tuyo es pura contradicción, Sandra. Si no te gustan las etiquetas no te las pongas, porque a renglón seguido afirmas sentirte muy orgullosa de ser mujer, lo cual no es más que otra etiqueta ¿por qué marcas la diferencia?
La etiqueta de maricón, de travelo y de bollera nos ha hecho sufrir mucho pero han sido quienes no lo han ocultado los que han logrado que tú hoy puedas casarte y ser una ciudadana con los mismos derechos que el resto. Y quienes han luchado desde lo que tú, con desprecio, llamas lobby, son personas comprometidas que se han asociado y han arriesgado mucho para luchar por todos nosotros. Y han logrado un país más libre, donde disfrutamos de los mismos derechos, a pesar de la diferencia que muchos se empeñan en recordarnos con esas "miradas y acosos silenciosos" como tú dices. Veo que no aprendiste nada de Pedro Zerolo, al que entrevistaste en tu programa hace unas semanas.
Dices que la condición sexual es un asunto privado. En eso te equivocas, Sandra, ¿te imaginas a alguna persona heterosexual recitando tu discurso? ¿crees que tendría sentido? Sé sincera, lo dices porque eres lesbiana, no tengas miedo a la palabra. Porque la orientación sexual sólo es privada cuando no es la mayoritaria, sólo es privada porque es la nuestra, la que marca la diferencia. Los heterosexuales no lo ocultan porque nadie les ha dicho que deban hacerlo, nadie les ha enseñado a avergonzarse de ello, no tienen miedo. Lo privado es con quién te acuestas, cuántas veces y en qué posturas, pero la orientación sexual no es un asunto privado. O no debería serlo.
Una cosa hay que dejar clara, a nadie se le obliga a salir del armario, porque hacerlo no es fácil. Pero si alguien decide no ser visible, por favor, que no lo justifique en que es un asunto privado, que no diga que está harta de etiquetas, que no diga que es un asunto entre dos, porque no lo es. Mientras sigamos sufriendo rechazo, mientras seamos objeto del odio, mientras nos amenacen y nos agredan, la orientación sexual no es un asunto de dos. No quites valor a quien ha sufrido dentro del armario y ha tenido el coraje de salir para seguir recibiendo palos. Si alguien se mantiene en el armario es por obligación, por miedo, por inseguridad, por incapacidad para vivir esa diferencia sin mirar hacia los lados por si alguien le descubre y le señala. Sobre armarios te recomiendo que leas a Toño Abad, que hace un análisis muy lúcido de lo que te pasa: estás orgullosa de esconderte.
Sí, estás recibiendo muchas alabanzas y también muchas críticas y seguro que dar este paso te ha costado mucho para ahora encontrarte con que a muchos no nos ha gustado nada. Sé que lo has pasado mal y me duele porque compartimos la misma mochila: descubrir, siendo aún muy niños, que no sentíamos como los demás. Hemos tenido que pasar un proceso de aceptación personal nada fácil y luego hemos tenido que enfrentarnos a un mundo hecho por y para heterosexuales. Pero sinceramente, lo que has hecho no ayuda nada, te podrías haber quedado como estabas. ¿Pedir respeto para seguir en el armario? ¿qué invento es este? Y encima hablas de sociedad moderna... Sandra, tú vives en otro planeta. Una sociedad moderna no es la que nos vuelve a encerrar en los armarios.
De todas formas estás a tiempo de rectificar y aprender, aún te queda un camino por recorrer en tu proceso de aceptación, a todos nos falta mucho, a mí también. Eres una mujer con proyección pública, que seas visible puede ayudar mucho a normalizar nuestra situación, aún necesitamos gente valiente que salga en los medios y no tenga miedo a ser como es. Si decides hacerlo te diré ¡gracias! Mientras tanto, no te preocupes, lo más importante es que muchas personas estamos muy dispuestas a ser visibles en nuestro entorno, eso también ayuda, ya lo hacemos nosotros por ti, desde abajo, para que tú puedas seguir en el armario. No hace falta que nos des las gracias.
Si quieres saber un poquito más sobre eso de las etiquetas, te recomiendo que leas a Raúl Solís. Y si quieres conocer las cosas que pasan cuando das la cara y luchas para que la diferencia no nos marque eternamente, te cuento mi historia en esta entrada. Y sobre el armario, te recomiendo que leas al escritor Javier Martínez: "Lesbiana, la palabra prohibida", un artículo directo y claro, muy recomendable.
La etiqueta de maricón, de travelo y de bollera nos ha hecho sufrir mucho pero han sido quienes no lo han ocultado los que han logrado que tú hoy puedas casarte y ser una ciudadana con los mismos derechos que el resto. Y quienes han luchado desde lo que tú, con desprecio, llamas lobby, son personas comprometidas que se han asociado y han arriesgado mucho para luchar por todos nosotros. Y han logrado un país más libre, donde disfrutamos de los mismos derechos, a pesar de la diferencia que muchos se empeñan en recordarnos con esas "miradas y acosos silenciosos" como tú dices. Veo que no aprendiste nada de Pedro Zerolo, al que entrevistaste en tu programa hace unas semanas.
Dices que la condición sexual es un asunto privado. En eso te equivocas, Sandra, ¿te imaginas a alguna persona heterosexual recitando tu discurso? ¿crees que tendría sentido? Sé sincera, lo dices porque eres lesbiana, no tengas miedo a la palabra. Porque la orientación sexual sólo es privada cuando no es la mayoritaria, sólo es privada porque es la nuestra, la que marca la diferencia. Los heterosexuales no lo ocultan porque nadie les ha dicho que deban hacerlo, nadie les ha enseñado a avergonzarse de ello, no tienen miedo. Lo privado es con quién te acuestas, cuántas veces y en qué posturas, pero la orientación sexual no es un asunto privado. O no debería serlo.
Una cosa hay que dejar clara, a nadie se le obliga a salir del armario, porque hacerlo no es fácil. Pero si alguien decide no ser visible, por favor, que no lo justifique en que es un asunto privado, que no diga que está harta de etiquetas, que no diga que es un asunto entre dos, porque no lo es. Mientras sigamos sufriendo rechazo, mientras seamos objeto del odio, mientras nos amenacen y nos agredan, la orientación sexual no es un asunto de dos. No quites valor a quien ha sufrido dentro del armario y ha tenido el coraje de salir para seguir recibiendo palos. Si alguien se mantiene en el armario es por obligación, por miedo, por inseguridad, por incapacidad para vivir esa diferencia sin mirar hacia los lados por si alguien le descubre y le señala. Sobre armarios te recomiendo que leas a Toño Abad, que hace un análisis muy lúcido de lo que te pasa: estás orgullosa de esconderte.
Sí, estás recibiendo muchas alabanzas y también muchas críticas y seguro que dar este paso te ha costado mucho para ahora encontrarte con que a muchos no nos ha gustado nada. Sé que lo has pasado mal y me duele porque compartimos la misma mochila: descubrir, siendo aún muy niños, que no sentíamos como los demás. Hemos tenido que pasar un proceso de aceptación personal nada fácil y luego hemos tenido que enfrentarnos a un mundo hecho por y para heterosexuales. Pero sinceramente, lo que has hecho no ayuda nada, te podrías haber quedado como estabas. ¿Pedir respeto para seguir en el armario? ¿qué invento es este? Y encima hablas de sociedad moderna... Sandra, tú vives en otro planeta. Una sociedad moderna no es la que nos vuelve a encerrar en los armarios.
De todas formas estás a tiempo de rectificar y aprender, aún te queda un camino por recorrer en tu proceso de aceptación, a todos nos falta mucho, a mí también. Eres una mujer con proyección pública, que seas visible puede ayudar mucho a normalizar nuestra situación, aún necesitamos gente valiente que salga en los medios y no tenga miedo a ser como es. Si decides hacerlo te diré ¡gracias! Mientras tanto, no te preocupes, lo más importante es que muchas personas estamos muy dispuestas a ser visibles en nuestro entorno, eso también ayuda, ya lo hacemos nosotros por ti, desde abajo, para que tú puedas seguir en el armario. No hace falta que nos des las gracias.
Si quieres saber un poquito más sobre eso de las etiquetas, te recomiendo que leas a Raúl Solís. Y si quieres conocer las cosas que pasan cuando das la cara y luchas para que la diferencia no nos marque eternamente, te cuento mi historia en esta entrada. Y sobre el armario, te recomiendo que leas al escritor Javier Martínez: "Lesbiana, la palabra prohibida", un artículo directo y claro, muy recomendable.
Ojalá un día la orientación sexual de cada cual importe poco o nada, pero ese mundo ideal aún no ha llegado. Algunas personas, parece, aún no se han enterado.
En estos temas tampoco puedo meterme mucho. Yo no he escuchado lo que ella decía, pero parece que no quiere decir que es lesbiana. Yo creo que mucha gente lo sabe. Tampoco pienso yo que en su caso vaya a salir perjudicada si lo dijera. Otra cosa sería si fuera una pobre chica que no tiene donde caerse muerta.
ResponderEliminarEs un poco patético que cuando no es por una cosa es por otra siempre tenemos que andar ocultando algo. No es cuestión de ir hablando de todo lo nuestro con el primero que nos encontremos, pero ya el hecho de saber que hay cosas que tenemos que ocultar, a mí por lo menos me produce mucha tensión. Orientación sexual, enfermedades crónicas, mil historias.
Tienes toda la razón, ocultar cosas importantes nos provoca mucha tensión y si lo que ocultamos lo hacemos por una elección libre y consciente, me parece perfecto, el problema es cuando son otros quienes nos obligan a ocultarnos.
EliminarEn la entrada tampoco es cuestión de extenderme mucho, Carolina, pero es importante decir que estar en el armario no es una elección libre, el armario es un instrumento utilizado por la sociedad heteronormativa para que no se nos vea, para ocultarnos como si fueramos una aberración, para que disimulemos... y lo más grave es que algunos acaban creyéndose que nuestra orientación sexual realmente es algo que debemos mantener oculto porque es privado, cuando en el caso de las personas heterosexuales no es así.
Muchas gracias por opinar siempre, sea del tema que sea. Un abrazo!!!
Yo creo que Sandrá habrá hecho un rastreo de la red y puede que llegue a leer esto... sino, por twitter fijo que le llega. Estoy leyendo mucho sobre el tema últimamente (es un no parar) pero me ha gustado especialmente tu último párrafo, espero que algún día pueda rectificar y hablar claramente, inevitablemente si la entrevistan o algo le sacarán a relucir el tema, esperemos que entonces hable sin tapujos, aunque sea expresando sus miedos o aclarando lo que quiso decir, aplaudo su gesto pero creo que le salió el tiro por la culata
ResponderEliminarGracias Nosu, yo también llevo toda esta semana leyendo las noticias y artículos publicados sobre el tema, y participando en encendidos debates en redes sociales. He leído tu artículo, fue uno de los primeros, y he leído cómo poco a poco te has ido dando cuenta, con mayor análisis, de lo que las palabras de Sandra Barneda implican.
EliminarDe todas formas me alegro que te quedes con ese párrafo de mi artículo, ya en varios sitios se me acusa a mí (y a tantos que no nos ha gustado el discurso) de faltar al respeto, presionar, y en definitiva hacérselo pasar mal a esta mujer. Personalmente si estoy colaborando en que una persona sufra, lo siento mucho, pues mi intención no es atacarla. De hecho, he insistido en que probablemente este paso le haya costado mucho, pero también que quizá, si no estaba preparada para dar el paso definitivo, no era momento de hacerlo.
También espero, igual que tú, que llegue un momento en que hable de otra forma, con más claridad, demostrando realmente que no se avergüenza de su orientación sexual, sino todo lo contrario, sintiéndose orgullosa de haber llegado a ser feliz a pesar de las dificultades. Yo no necesito que se haga abanderada de la causa, ni siquiera necesito que salga del armario, pero al menos que no sea cómplice de la sociedad que nos intenta esconder en el armario.
Muchas gracias por comentar, compañera!!
Vaya por delante que todavía queda mucho por hacer y que la labor del colectivo es muy importante. Pero creo en la libertad de las personas y creo que tu crítica feroz hacia Sandra es falta de empatía. Todos tenemos nuestra "mochila" y no sabes cómo ha sido su proceso de aceptación. Llevo más de 20 años con mi "chica", y otros tantos saliendo del armario, y no es porque me tome las cosas con tranquilidad. Es que, como tu ya sabes, esto es un camino con demasiadas curvas y pendientes. Hay veces que puedes, o bien no quieres, o no te queda más remedio, y otras veces ... pues no te apetece. De mi experiencia te diré que NUNCA pronuncié la palabra LESBIANA, y no por vergüenza o por miedo, simplemente presenté a mi pareja, y dije sí es una "mujer", con toda la naturalidad y sin esperar la aprobación de nadie. Entiendo a Sandra cuando dice estar harta de "lobbys" y "etiquetas", no te olvides que todo tiene su cara B, y al ser una mujer con proyección mediática no quiero ni pensar las presiones que ha sufrido (miradas y acosos silenciosos). ¿Quiénes somos nosotros para nombrarla abanderada de la "causa"? Nosotros que propugnamos la libertad. A mi me pareció que sus palabras fueron emotivas y sinceras. Y no soy yo quién para juzgarla. Y creo que con su gesto está haciendo mucho por la visibilidad femenina aunque no diga la palabra LESBIANA.
ResponderEliminarInma
Hola Inma, estoy de acuerdo en gran medida con tu comentario, casi al cien por cien. Salir del armario no es fácil, y quienes tenemos esa mochila, somos conscientes de ello. No conozco sus circunstancias y seguro que se ha sentido muy presionada debido a esas miradas y acosos silenciosos, no ha tenido que ser agradable ver comentarios en prensa o en internet sobre su orientación sexual si ella no quería hacerla pública. De hecho hay parte del activismo LGTB que no comparto, pues no soy partidario de presionar a nadie para que se haga visible ni me gusta la práctica del outing.
EliminarPor lo tanto, Inma, y aunque como te digo estoy de acuerdo con casi todo lo que me dices, no creo que mi crítica hacia su discurso sea por falta de empatía, quizá esté equivocado, pero no lo veo así. Igual que pienso que no he hecho una crítica feroz, pero entiendo que para tí sí lo sea.
Por otra parte, no necesito que diga que es lesbiana, la palabra en sí no es necesaria, hay diferentes formas de hablar de la orientación sexual, diciendo por ejemplo, que su pareja es una mujer (como tú hiciste) en lugar de ese ambiguo "estoy orgullosa de quien está a mi lado, sea hombre o mujer". Y tampoco le pido que sea una abanderada de la causa, ni que salga del armario, si lo has interpretado así no he sabido explicarme bien. Mi crítica hacia su discurso es porque justifica la privacidad de la orientación sexual en una decisión libre y consciente, y como tú dices, hay muchas circunstancias para mantenerla oculta (casi siempre el miedo), pero la libertad es otra cosa.
Y sí, también me duele que llame al movimiento lgtb "lobby", lo siento, no me ha gustado.
¿Sigues pensando que mi crítica ha sido feroz, que no tenido empatía hacia ella? Pues bueno, quizá me equivoque en alguna de las formas o en la insistencia, pero sigo pensando que su discurso, por muy emotivo y sincero que fuese, no estuvo acertado.
Gracias por comentar y enriquecer el debate, Inma. Un abrazo.