miércoles, 13 de marzo de 2019

Día Internacional del TRABAJO SOCIAL 2019


     El tercer martes del mes de marzo se celebra a nivel internacional el Día del Trabajo Social y quienes nos dedicamos a esta increíble profesión lo celebramos de diferentes maneras para dar visibilidad a nuestro trabajo, pero sobre todo para disfrutar de un espacio de homenaje, darnos las gracias y cuidarnos. Al menos esta es mi visión personal de este día.

     A lo largo del año nos enfrentamos a una realidad a veces dura, tenemos que defender nuestro espacio profesional de forma casi continua y el volumen de trabajo en casi todos los sectores en los que intervenimos no nos permite pararnos para encontrarnos, reflexionar y felicitarnos por los logros alcanzados. Que son muchos.

     Cada año lo he celebrado de forma diferente, en Salamanca siempre ha habido una colaboración estrecha con la Universidad y suele ser un día de encuentro con los estudiantes, en diversas ocasiones he colaborado activamente en este día con ponencias, talleres y otras actividades. 

     Este año me voy a Almería, invitado por el colegio, a impartir una conferencia pero sobre todo a encontrarme con grandes profesionales en quienes confío y con quienes pienso que sentimos admiración mutua.

     Almería ha sido siempre para mí sinónimo de felicidad, así que no imagino mejor forma ni mejor lugar para sentir el calor de la profesión, para hablar, renovar y compartir COMPROMISO. Y con el cartel que  han preparado mucho más, con los colores del arcoiris ¡gracias, compañeras!


     El lema de este año es "Promover la importancia de las relaciones humanas" y me parece un tema muy apropiado, pues las relaciones humanas en definitiva son nuestro material de trabajo. Vivimos tiempos tecnológicos, tiempos de individualismos, tendremos que encontrar el equilibrio entre los avances que no podemos detener y la riqueza de las relaciones humanas. Que las pantallas no nos saquen de las calles, ese es mi objetivo.

¿Nos encontramos?

jueves, 7 de marzo de 2019

¿Se puede ejercer el trabajo social en solitario?

¿Y si ejercemos el trabajo social
en equipo y con alegría?
     
     A veces me cuesta comprender a las personas que piensan que el ejercicio del trabajo social puede ser una cuestión individual, me cuesta comprender la pérdida de la perspectiva del trabajo en equipo, del diseño conjunto de estrategias (incluso políticas), la visión comunitaria, o la intervención multi e interdisciplinar. Y también me cuesta el "todo para el usuario, pero sin el usuario" (podemos sustituirlo por cliente, destinatario, etc.).

     Es cierto que resulta más cómodo hacer las cosas a tu ritmo, a tu modo, sin contar con nadie, pero a mí eso no se me da bien. Reconozco que vengo con esa tara de fábrica y aunque mi organización es en ocasiones caótica y también lo es mi mente, por lo que trabajar conmigo puede no ser sencillo, necesito compartir el espacio de intervención. Eso hace que la responsabilidad también esté repartida, y aunque no suelo eludir en ningún caso mis responsabilidades, me parece una ventaja a tener en cuenta (de alguna forma habrá que venderlo ¿no?).

     En los años que llevo ejerciendo el trabajo social he aprendido algunas cosas que funcionan y muchas otras que no, quizá ese haya sido el mayor logro, todo aquello que definitivamente puedo descartar. Y como en gran medida he descartado el trabajo individual, he necesitado formar parte de equipos y proyectos colaborativos que me han enriquecido mucho, aunque hayan supuesto también importantes quebraderos de cabeza. No importa, de las cosas fáciles me canso pronto.

     El Colegio de Trabajo Social, el Comité antisida de Zamora, la asociación Iguales, siguen siendo proyectos que me interesan y en los que siento que puedo hacer algo por la comunidad. Lo mismo ocurre en mi trabajo en Servicios Sociales, a veces el margen de maniobra es pequeño, los procedimientos están previamente determinados, pero ahí está el reto, que sea más difícil no quiere decir que sea imposible: trabajar en equipo, consultar, contrastar, planificar, evaluar y buscar algo de creatividad, puede marcar la diferencia. Y compartir los resultados, lo que se ha venido en llamar buenas prácticas o la creación del conocimiento: debemos tener una mayor generosidad en beneficio de todas y no hacerlo únicamente como mérito profesional.

     Se me ocurre un ejemplo para hacer más visual esta idea, que aunque creo que es bastante básica ¿realmente nos lo creemos y lo aplicamos en el día a día?

     Desde hace algo más de dos años practico PATINAJE EN LÍNEA, quizá parezca que no está relacionado con lo que cuento en esta entrada pero tiene mucho que ver. En principio patinar en línea (cualquier tipo de patinaje, en realidad) puede parecer un deporte individual y lo cierto es que lo es. Nunca se me han dado bien los deportes en equipo o quizá mi inseguridad en temas físicos me ha hecho huir de ese tipo de deportes y por eso elegí el patinaje, pero estaba equivocado.

     En un principio tienes que aprender a mantener el equilibrio, dominar la postura, comenzar con los primeros movimientos... es un trabajo personal, aunque te lo expliquen nadie lo puede hacer por ti. Pero luego te vas dando cuenta de que has de tener control sobre el entorno, principalmente sobre los obstáculos pero también sobre aquellos elementos que te pueden facilitar la tarea ¿de verdad a nadie le recuerda esto al trabajo social?

     Hace unos días fui a mi primera carrera, mi primera competición roller. Puede parecer que este tipo de competición es individual, de hecho la clasificación lo es, entonces ¿por qué hay equipos? Esto que os voy a contar va a recordaros mucho al ciclismo, aunque yo no lo he practicado. Durante la carrera, para ser más eficaz pero sobre todo para ser más eficiente, es recomendable la estrategia de hacer trenes



     Los trenes pueden tener un número variable de patinadores, pero la estrategia es la misma: patinar en línea, a una muy corta distancia entre los patinadores intentando coordinar el ritmo y las patinadas. Cada cierto tiempo se hacen relevos para que cambie el "maquinista". Quien va delante asume un mayor trabajo, pues se enfrenta a la resistencia del viento, pero esto facilita la tarea a quienes van detrás, por eso hay que hacer relevos, para que todos acaben realizando el mismo esfuerzo. ¿Es o no es eficiente esta estrategia?

     Pero ¡cuidado! también hay mucho riesgo si no se domina la técnica, porque si uno cae hay muchas posibilidades de que parte del equipo vaya detrás. Los patines, igual que el trabajo social, son una cosa muy seria.

     Termino agradeciendo a todos mis equipos de trabajo lo mucho que me facilitan la tarea y animo a la reflexión sobre esta cuestión: ¿hasta qué punto el trabajo social se puede ejercer en solitario?