jueves, 23 de abril de 2015

La piedra de Salamanca y los nuevos perfiles de usuarios en Servicios Sociales.


     A Salamanca le llaman la ciudad dorada, cuando paseas por sus calles no es difícil adivinar por qué. La piedra de Villamayor, con la que se han construido muchos de sus edificios, adquiere con el tiempo un característico tono dorado.

     Esta piedra es arenisca y se ha  utilizado como material de construcción por su facilidad de corte y labra, dando como resultado monumentos tan representativos de la ciudad como la fachada de la Universidad,  la Catedral o la impresionante portada plateresca de la Iglesia de San Esteban. También tiene aspectos negativos: ante factores externos, tiende a deteriorarse. Resulta fácil dañarla y dejar muescas sobre ella, como heridas en la piel cuya cicatriz recuerda antiguas y dolorosas heridas.

     Cada cierto tiempo me gusta pasear por el casco histórico, es un placer que disfruto casi como turista y al que no me gusta renunciar. Recientemente paseando por sus calles me sorprendí pensando en los nuevos usuarios de Servicios Sociales. Son aquellos que nunca pensaron que se verían en semejante necesidad, y que tienen habitualmente dos características: llegan a nosotros con mucha vergüenza y con una situación muy desesperada, no habiendo margen de tiempo para dar una respuesta eficaz, a lo que se suele añadir que los apoyos familiares ya han sido excesivamente explotados. Total, una bomba.

     Supongo que la relación que hizo mi mente tiene su lógica, pues igual que la piedra de los monumentos, estas personas llevan tanto vivido y sufrido, que su cara comienza a reflejar las muescas y cicatrices que quedarán marcadas para siempre en su historia vital.

     Los trabajadores sociales de Servicios Sociales Básicos nos enfrentamos en los últimos años a una nueva realidad, y nos encontramos, según mi experiencia, con las siguientes CIRCUNSTANCIAS:

  • Aumento de la demanda: esto implica una sobrecarga de trabajo con el mismo o menos personal para atenderla, disminución de calidad en la intervención, errores, estrés y queme profesional (burn-out) .
  • Nuevos perfiles de usuarios: personas que nunca habían acudido a Servicios Sociales, que llegan cuando su situación es límite, que se enfrentan a deudas hipotecarias, desahucios, entre otros problemas graves, con escasos o ningún ingreso económico y con los apoyos familiares prácticamente agotados.
  • Poco tiempo y trámites muy lentos: a esto nos hemos enfrentado siempre, pero hoy el problema se ha agravado, necesitamos dar respuesta en poco tiempo y los procesos para las cada vez más mermadas ayudas son muy lentos.
  • Derivación a entidades también sobrecargadas: vernos en la necesidad de derivar toda la demanda que somos incapaces de resolver a entidades del tercer sector es la prueba más drástica del fracaso del sistema público garante de derechos. Un fracaso orquestado desde arriba, no nos engañemos.

Para adaptarnos a esta nueva situación NECESITAMOS:

  • Mejorar nuestra organización: si debemos dar respuesta a una mayor demanda y no disminuir la calidad en la atención, la única solución posible pasa por mejorar nuestra organización y ser más eficientes en el uso del tiempo. Filtrar la demanda, el uso de nuevas tecnología, la atención grupal y la integración en los procesos de todos los profesionales de manera coordinada son herramientas que se están demostrando eficaces para ahorrar tiempo.
  • Flexibilizar la atención: debemos estar preparados para afrontar cualquier tipo de situación, siempre lo hemos estado pero en este momento parece más importante; no deberíamos olvidar la formación y el reciclaje profesional.
  • Arriesgar: a veces nos acomodamos demasiado, otras tenemos miedo a equivocarnos, pero si no probamos cosas nuevas nunca sabremos si funcionan.
  • Adaptar nuestras intervenciones: si nos enfrentamos a situaciones nuevas, no podemos utilizar las respuestas de siempre. Un ejemplo claro son las ayudas económicas o las rentas de inserción que implican el compromiso de búsqueda activa de empleo ¿en un país que ha destruido tantos puestos de trabajo es posible exigir una búsqueda activa de empleo que muchas veces implica gastar un dinero que no se tiene?
  • Asumir que somos profesionales del Trabajo Social, no superhéroes: no sólo ante nosotros mismos, también ante las personas que acuden a nuestro servicio, han de comprender que estamos para acompañarles en su proceso y que pueden confiar, pero que no tenemos todas las respuestas.
   
     Y además de lo anterior, no deberíamos olvidar nunca nuestra función de DENUNCIA de la situación de abandono en que han caído las políticas sociales, la vuelta a la beneficencia, al paternalismo y a las medidas temporales que no solucionan los problemas ni a medio ni a largo plazo.

     Estamos en la batalla del día a día, tenemos que trabajar para dar la oportunidad de mejorar las condiciones de vida a las personas que llegan a los Servicios Sociales, ellos y nosotros somos como la piedra de Villamayor, con marcas y cicatrices que nos recuerdan todo lo vivido, pero el paso del tiempo y las experiencias superadas nos cambian el color, nos mejoran y nos hacen más capaces para afrontar problemas en el futuro. En definitiva, APRENDEMOS.

     Os dejo con la canción "Everybody hurts" de REM, con subtítulos en castellano para quien no domine el inglés. La canción habla de algo que es casi un mantra entre trabajadores sociales, pues constantemente le pedimos a los usuarios que aguanten, que resistan, que mantengan la esperanza. Nosotros lo hacemos a nuestra manera, Stipe lo hace a la suya. Todo el mundo sufre, todos tenemos marcas y cicatrices, todos podemos aguantar un poco más. A mí, si él me lo pide, resisto lo que haga falta.


lunes, 13 de abril de 2015

Taller contra la homofobia

Momento del taller. 2015
     Desde el proyecto de ocio, tiempo libre y desarrollo personal "Construyendo mi futuro" desarrollado en la ciudad de Zamora, y en el que participan adolescentes con la orientación profesional de varios educadores, se me ha pedido colaboración en dos ocasiones para impartir talleres de sensibilización contra la homofobia, a raíz de las experiencias personales publicadas en este blog y que puedes leer aquí y principalmente aquí. Agradezco la confianza y la oportunidad de sensibilizar sobre este tema, pues pienso que ambas experiencias han sido muy enriquecedoras. 

     Aunque parezca lo contrario, hablar de homofobia en el siglo XXI resulta fácil, pues aún se producen muchas agresiones y se vulneran demasiados derechos por la orientación afectiva y sexual; parece que sólo ocurre fuera de nuestras fronteras, en los países donde la homofobia está institucionalizada, amparada por las leyes, en los 77 países donde ser homosexual es un crimen, pero la realidad es que también en España y en nuestro entorno inmediato la homofobia es un problema vigente sobre el que hay que hablar, pues forma parte de nuestra realidad.


En 77 países la homosexualidad
es un crimen
     Resulta muy llamativa la reacción de algunas personas cuando se tratan estos temas, sorprendidas cuando les muestras la cantidad de casos que se siguen produciendo delante de nuestras narices (agresiones, insultos, bullying...) y que sólo se tratan en las noticias de forma sospechosamente residual y nunca en medios de determinada ideología. Así ha ocurrido en estos talleres, al mostrarles las noticias más recientes sobre agresiones homofóbicas en nuestro país. Las chicas y chicos no parecían ser conscientes de que se siguen dando tantos casos, aunque su empatía fue instantánea al conocer las situaciones que les fui mostrando. 

     No olvidemos que además existen lo que podríamos llamar microhomofobias, situaciones cotidianas a las que no damos importancia, pero que son el caldo de cultivo de hechos más graves, y aunque algunos ya tenemos callo, también nos cansamos de aguantar comentarios y chistes ofensivos, miradas acusadoras, juicios despectivos, infravaloraciones, e incluso actitudes dañinas en los mismos homosexuales, que tampoco somos impermeables a las críticas y juicios sociales, motivo por el que encontramos mucha homofobia interiorizada, plumofobia, transfobia, bifobia, etc. dentro de nuestro propio colectivo.

     Hay problemas de violencia que son estructurales, y de igual modo que la violencia de género tiene su raíz profunda en el patriarcado, motivo por el que hay una ley específica para luchar contra ella, debería existir también una legislación que implantase herramientas más eficaces para luchar contra un problema que tiene la misma raíz.

      De hecho Cataluña aprobó el pasado año una ley integral contra la homofobia pionera a nivel mundial y Extremadura acaba de aprobar en marzo una ley de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transgéneros, transexuales e intersexuales que incluye la creación de políticas públicas contra la homofobia y la transfobia. ¿Para cuándo una ley nacional? ¿cuándo seremos todos los españoles realmente iguales ante la ley?

      Para no alargarme más, pues este tema lo trato cada poco tiempo, quiero dar las GRACIAS a las chicas y chicos que participaron en los talleres, por hacerlos más dinámicos y participativos, por interesarse tanto en el tema, por contar situaciones que conocen, por generar un enriquecedor debate y sobre todo por hacerme sentir una vez más que el activismo más eficaz es la visibilidad cotidiana.

Y por último, a los educadores, sabéis dónde estoy y que podéis contar conmigo. 

¡Gracias Lorenzo y María!